Había una vez un pequeño pajarito cucarachero, rechoncho y de cola estrecha, llamado Guabino, a quien todos los días le gustaba entonar unos melodiosos cantos, y habitaba en la cima de una colina donde se encontraba un monumento a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, rodeado de lagunas, humedales y diversos árboles frondosos ubicados en un magnífico bosque.
A Guabino le encantaba disfrutar de sus árboles día tras día, soñando con poder llegar a volar sobre ríos y quebradas, saborear aquellos tranquilos y bellos paisajes desde las alturas y desde allí, vigilar los comportamientos humanos frente al cuidado con el medio ambiente.
Un día, decidió bajar hasta las calles del municipio de Chiquinquirá y se encontró con un panorama muy desalentador, pues al ver aquel descuidado paisaje, la pena y la tristeza lo invadieron, a tal modo que no pudo contener su llanto, pues habían regueros de basura en todas las calles y la gente comía y botaba sus bolsas al piso, fue algo muy trágico para él.
Guabino no resistió y viajó en busca de soluciones a otros pueblos. Llegó a Tocaima y Agua de Dios, dos municipios con magníficos paisajes y clima tropical, perfecto para vivir y tener muchos amigos que canten tan alto como él, pero al aterrizar, sus cantos se convirtieron en llanto, lloró y lloró durante horas y días, y con tanto sentimiento, que sus lágrimas fueron consumiendo su voz, a tal punto que se convirtió en un charquito de agua que se consumió por la contaminación.
Por todo ese panorama, Guabino decidió comprometerse a ayudar a los habitantes de Chiquinquirá, Tocaima y Agua de Dios, a acabar con tanta contaminación e inconsciencia ambiental, empezando por educar a la comunidad, enseñándoles a sacar sus residuos en los horarios y frecuencias establecidos, no arrojando basuras a las calles, respetando a las personas que hacen la labor de limpieza, y fue así como se convirtió en un GUARDIÁN DEL MEDIO AMBIENTE.
Hoy en día, es un gran impulsor y embajador de las buenas prácticas ambientales y enseña a los habitantes de Chiquinquirá, Agua de Dios y Tocaima a cuidar y a limpiar su entorno. De esta manera, fue como vivió muy feliz para siempre.
En la prestación del servicio público domiciliario de aseo en todos sus componentes, se ha comprometido con:
Para tal fin, nuestros equipos trabajan para la satisfacción de los usuarios y partes interesadas, a través del cumplimiento en la continuidad y la calidad del servicio para la adecuada gestión de residuos, promoviendo la responsabilidad social, ambiental y la cultura de seguridad en el desarrollo de las actividades propias del servicio, para mantener municipios amigables con el medio ambiente.
La Gerencia se compromete mediante la presente política a la asignación de los recursos humanos, físicos, técnicos y económicos para la implementación del Sistema de Gestión integral en todos sus centros de trabajo.
La presente política está disponible para consulta de todas las partes interesadas, publicada en los diferentes medios de comunicación establecidos por la empresa, la gerencia se compromete a facilitar canales bilaterales de participación y consulta para todos los trabajadores y sus representantes en los diferentes comités.